a veces es necesario reventarse contra el suelo
desparramarse en su dureza verdadera
y volverse a juntar con otras manos
a veces es necesario sujetarse el paladar
y tirar hacia fuera
hasta sacar las piernas por la boca
y quedar trastocado
mirándose el occipucio
a veces es necesario astillarse las pupilas
y derramar creencias por la grieta
del pensamiento
y vomitarse entero en una sola sacudida
pero estás cómodo
y creés:
que Dios está al alcance de tu mano
que todo tiene un precio estipulado
que el mundo cabe en tu cuadrado estéril
que sos iniciador de tu silencio
y no entendés:
que nunca encontrarás la última pieza
nunca descubrirás de qué se trata
nunca podrás poner el punto
nunca estarás a salvo del desastre
pero serás
hasta no ser jamás
me gusta incomodarte
sábado, 14 de noviembre de 2009
Dislocación
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